El consumo de electricidad y gas en España afronta otro año difÃcil, dado que estos indicadores, estrechamente vinculados a la evolución de la economÃa, se encuentran en niveles de hace una década y en un escenario complicado para hacer previsiones optimistas.
En lo que va de año (los últimos datos publicados son hasta agosto), la demanda eléctrica en España cayó un 1,4% en la serie original (sube un 0,1% corregidos los efectos de la temperatura y la diferencia de dÃas hábiles), mientras que la de gas cedió un 10,2%.
En valores absolutos, el consumo de electricidad está en niveles de 2005, terminó 2013 con 261.023 gigavatios hora (GWh), mientras que el de gas se encuentra en cifras similares a las de 2004 tras cerrar el año pasado, el sexto de caÃdas, en 333.302 GWh, según datos de los operadores de los sistemas, Red Eléctrica y Enagás.
También sumó seis años de descensos el consumo de carburantes de automoción que, frente al gas y la electricidad, sà que presenta una ligera mejorÃa en lo que va de año: la demanda aumentó un 1,4% hasta julio, gracias a la contribución del gasóleo, que subió un 1,9%, mientras que la gasolina retrocedió un 0,7%, en datos de Cores.
Los años de crisis lastraron fuertemente estos indicadores, en los que no se termina de vislumbrar claramente la recuperación y donde resulta complicado hacer proyecciones.
Entre los expertos consultados, nadie se atreve a señalar cuándo podrá llegar el repunte del consumo eléctrico o gasista y apuntaron a nuevos elementos que pueden haber cambiado la forma de consumir en estos años de crisis.
Pedro Linares, de la Cátedra BP de EnergÃa y Sostenibilidad y cofundador de Economics for Energy, añadió al evidente reflejo de la crisis económica un factor que a, su juicio, debe tenerse cada vez más en cuenta a la hora de analizar la evolución del consumo energético: la eficiencia.
«La crisis ha podido cambiar ciertos patrones de consumo energético (…) que además han podido desacoplar algo el crecimiento económico y consumo energético», apuntó Linares, quien subrayó que la crisis hizo más elásticas las demandas, como las de los carburantes, que se consideraban rÃgidas.
También se deben mirar los elementos que conforman cada una de estas demandas.
En el consumo eléctrico, se ven ya mejores indicios en la industrial, con aumentos en la demanda de los grandes consumidores, mientras que la gasista sigue muy lastrada por el escaso uso de los ciclos combinados.
Con esos condicionantes, y con una coyuntura económica con muchos interrogantes, las previsiones sobre consumo energético para este año «se cogen con pinzas».
En julio, el presidente de Enagás, Antonio Llardén, apuntó a un descenso de la demanda nacional de gas natural para este año de entre un 4% y un 5% para comenzar a recuperarse a partir del próximo ejercicio.
En otro documento de previsión de demanda, publicado este mismo mes por Enagás, se señaló la caÃda para este año en el 6,4% y se prevé un crecimiento del 4,6% para 2015.
En cuanto a la eléctrica, el último boletÃn mensual de indicadores eléctricos que publicó la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), correspondiente al mes de julio y con datos de Red Eléctrica de España (REE), prevé un leve incremento del 0,1% de la demanda peninsular para este año.
Las cifras suponen rebajar las de otro informe de la CNMC que se conocÃa en abril y que recogÃa que,en un escenario intermedio, la demanda de electricidad peninsular comenzarÃa a crecer este año, un 1,2%, y continuarÃa aumentando aunque de forma muy moderada hasta 2017: un 0,5% en 2015, un 1,4% en 2016 y un 1,1% en 2017.
No obstante, junto al escenario medio, el informe dibujaba otro inferior, en el que la demanda se mantendrÃa estancada hasta 2017.
En ambos casos se advertÃa de la existencia de una «elevada incertidumbre sobre la evolución que sufrirá la demanda eléctrica en los próximos años por efecto de la actividad económica».