Todos estamos preocupados por el consumo energético. Nos afecta al bolsillo y al resultado de cuentas de nuestros negocios. Ya sabemos que ha subido más de un 31% en los últimos 8 años. Que tenemos los precios más caros de la UE y encima arrastramos el famoso déficit de tarifa que ya está por encima de los 30.000 millones de euros.
¿Y qué podemos hacer? ojalá en Inelco lo supiéramos. Y no porque nos haríamos ricos con la solución perfecta, sino porque podríamos ayudar a muchas familias y empresas que lo están pasando muy mal.
En lo que podemos ayudar es a entender un poco más éste lio y ofrecer información clara, concisa y directa. ¿Cómo empezar? pues entendiendo nuestra factura eléctrica.
La factura eléctrica se divide en 4 partes:
- Termino de energía: el consumo y el precio del kwh
- Termino de potencia: la potencia contratada según las cosas que podemos conectar al mismo tiempo.
- Impuestos: peajes, Tarifa de acceso a la red, primas a diferentes fuentes, etc.
- IVA: el que ya conocemos y que es del 21%.
La optimización tarifaria (mejorar nuestra tarifa, sin que ello signifique que seamos más eficientes energéticamente) sólo se puede realizar en dos puntos: el término de energía y el término de potencia. Sobre la energía es importante saber el precio que se aplica a cada Kwh consumido. Aquí tenemos un pequeño margen de negociación, sobre todo en las tarifas no acogidas por la tarifa de último recurso-TUR- (superiores a 15kw contratados).
Sobre la potencia contratada es común encontrarnos casos en que se realizó en su momento un proyecto eléctrico considerando todo lo “posible” a enchufar y después la realidad ha sido bien distinta, o bien que en su momento se hizo un aumento de potencia gracias a la época de “vacas gordas” y que ahora los negocios están a medio gas y siguen pagando esa garantía de potencia contratada cuando no se necesita. La única manera de saber si la potencia contratada es la correcta es con un medidor energético y ver la lectura que aparece cuando conectamos todo al mismo tiempo. El valor que salga es la potencia máxima necesaria sin que salte nuestro interruptor de control de potencia (ICP) cada dos por tres.
En los casos en que tengamos un maxímetro (potencias superiores a 15Kw y de baja tensión) esto es más fácil ya que el contador-maxímetro recoge la potencia máxima consumida en cada quartohorario de cada hora del día. En la factura mensual aparece la lectura de la potencia máxima consumida en ese mes. Si resulta que es muy inferior a la contratada, aquí tenemos una vía de optimización tarifaria. Sólo decir que cada KW contratado de más nos cuesta 40 euros/KW/ año.
Sobre los impuestos pues no podemos hacer nada. Ahí están y grandes debates ya hay sobre si son elevados, son provocados por las renovables o por las primas al carbón, a la energía producida en las islas o por si el coste de mantenimiento de las líneas de distribución es equitativa al servicio que ofrecen. Lo que sí que es cierto y que es importante es que si consumimos menos energía, también nos ahorramos una parte de estos impuestos. De forma diferida, ser más eficientes energéticamente también reporta ahorros económicos directos en nuestra factura.
Y el famoso IVA. Tampoco vamos a hablar si debería ser reducido al aplicarse a un bien básico como es la energía, un derecho fundamental de los ciudadanos. Lo que sorprende es que se aplique sobre el término de energía, de potencia y … ¡sobre el resto de impuestos!!
Así que renegociar nuestra factura eléctrica puede suponer grandes ahorros. Pero los más importante, reducir el consumo energético es la apuesta más acertada para ahorrar en nuestra factura.
Todo empieza por saber cómo y dónde se consume la energía, y saber quiénes son los “ladrones de la energía” en nuestras casas y negocios.