A mediados del mes de septiembre en la capital gallega murió una niña de 14 años electrocutada al tocar una farola de alumbrado público, pocos días después un chico de 18 años en Baleares falleció en circunstancias similares. Otra muerte a causa de una descarga eléctrica: una niña de 12 años al bajar de una atracción de feria en una barriada de Los Palacios (Sevilla).
Hay que advertir sobre los peligros “invisibles” de la energía eléctrica, y también denunciar por la manifiesta dejadez y hasta negligencia de organismos, administraciones y personas del ámbito público en esta materia. Tres muertes evitables de personas con toda una vida por delante en un espacio de tiempo de menos de un mes hacen reflexionar y hervir la sangre.
En el ámbito laboral el tema de la seguridad y la prevención de riesgos, normalmente, se toman mucho más en serio y su incumplimiento puede acarrear severas consecuencias disciplinarias, y no sólo si ocurre un accidente. En el tema que nos ocupa aquí, el riesgo eléctrico, se me exige, como técnico, una alta implicación en que se cumplan las normativas al respecto. El mantenimiento y las revisiones no se reducen exclusivamente a las inspecciones obligatorias realizadas por un OCA (Organismo de Control Autorizado) periódicamente (por ejemplo cada 5 años), sino consisten también en inspecciones y revisiones de periodo mucho más corto. Esto incluye, entre otros, inspecciones visuales, mediciones de aislamiento y de toma de tierra, comprobaciones del interruptor diferencial (cada mes), etc. Además debo atender sin demora cualquier anomalía o incidencia observada y reportada por personal de la planta o cliente. La ausencia, por ejemplo, de la tapa de una caja de conexiones a 5 metros de altura donde nadie alcanza y en recintos donde circulan exclusivamente personas autorizadas, mayores de edad y con sus correspondientes cursos de Prevención de Riesgos Laborales (PRL) realizados, me puede costar un doloroso tirón de orejas.
Ahora bien: ¿Porque no se toman estas medidas en la vía pública? Allí el peligro se multiplica al circular personas no entrenadas, niños etc. Siempre cuando ocurre algún accidente de este u otro tipo puedo leer y oír las declaraciones oficiales “Que el equipo ha superado las inspecciones reglamentarias”, “Que tiene los papeles en regla” y bla bla bla. El mantenimiento va mucho más allá, y no sólo esto! En el ámbito público debería haber también una mayor coordinación y capacidad de gestión de incidentes, competencias y responsabilidades. Luego debería haber también una formación básica de las fuerzas, organismos y autoridades implicadas en la seguridad del ciudadano, o sea bomberos, policía (municipal, nacional y guardia civil, gerencias de alumbrado público y sus subcontratas, salas de emergencias (112), suministradores de energía etc. para poder reconocer y atender correctamente y sin demora estos peligros “invisibles”.
Me llama profundamente la atención cuando se recibe hasta indiferencia de parte de la sala del 112 o de policía municipal cuando alguien reporta alguna incidencia de este tipo. Hace unos días me encontré, y no era la primera vez, con la tapa de un registro de acometida de suministro eléctrico abierta y con sus fusibles de cuchilla al alcance de la mano de cualquier persona que pasaba por esta acera, en la fachada de un edificio y a 1 metro de altura. Con otras palabras: 400V “invisibles” entre fases y 230V contra tierra, más que suficientes para matar a una persona al instante y más en un día lluvioso como aquél. Si llamas al 112 y explicas el peligro que esto entrañaba, no lo entienden. Si llamas a la compañía suministradora, te dicen que seguramente no es de su competencia y otros. Y al final te tienes que indignar. Que se dejen ya de tonterías, que seguro que es de su competencia, y si no fuera así, que anulen el peligro inmediatamente y luego depuren responsabilidades y competencias y presenten la factura donde corresponda, y más, que yo era un simple ciudadano quien pasaba por allí y por suerte tiene nociones del tema.