COMO ABORDAR LA RACIONALIZACIÓN DE LA EFICIENCIA ENERGÉTICA EN MI ORGANIZACIÓN

eficiencia_energeticaSi algo se ha “puesto de moda” en estos tiempos, es la racionalización de nuestros consumos energéticos: al impacto medioambiental y la cada vez mayor concienciación social, se ha unido la crisis económica y la puesta en valor de la necesidad de reducir costes…, y los costes energéticos es uno de los apartados en los que menos se había incidido y que, por su volumen, permiten unos ahorros significativos.

Probablemente, el hecho de ser conscientes de la enorme ganancia posible, está originando una forma de actuar paradójica: se apunta directamente a las grandes partidas, con capacidad de ahorro importante, lo cual, a priori, es normal; sin embargo, muchas veces, estos grandes proyectos comportan también grandes inversiones, las cuales, en ocasiones, tienen un retorno de la inversión muy dilatado, que hace que, al final, se desestimen.

Resultado: una organización que se había propuesto ser más eficiente y reducir sus costes energéticos realiza un primer estudio (con el coste que éste conlleva, se haya realizado internamente o subcontratando a un especialista energético) y, cuando se plantea el plan de acciones, el coste de éste y los plazos de amortización de la inversión hacen que se desestime. Conclusión: si no voy a abordar esto, que era lo más rentable, paso del resto de los temas de eficiencia…., y abandonamos todo el tema de eficiencia energética.

Sin duda situaciones parecidas a ésta os han ocurrido. ¿Por qué ocurre esto y cómo evitarlo? Vamos a intentar responder a estas preguntas en este post.

En el terreno de la eficiencia energética, como en casi todos, es necesario un planteamiento integral, que entienda la eficiencia energética como un elemento más de la gestión, es decir, del aprovechamiento óptimo, y recurrente en el tiempo, de un recurso escaso (que no deja de ser lo que en cualquier ámbito significa “gestionar”).

Por tanto, si la energía es un elemento igual que cualquier otro a gestionar, ¡empleemos las mismas metodologías para gestionarlo! No se trata de establecer cosas extrañas, sino de sistematizar nuestra forma de actuar, en 7 sencillos pasos:

  1. Obtener la información
  2. Organizarlas para que sea manejable
  3. Analizarla
  4. Tomar medidas correctivas que me mejoren la situación
  5. Medir el resultado de esas medidas
  6. Volver a analizar la información resultante
  7. Tomar nuevas medidas
  8.  …. y, por supuesto, repetir el ciclo de manera sistemática

Ciclo de deming

Se trata de un proceso obvio, pero que normalmente no se aborda así, sobre todo en el último punto, transformándose en una actividad puntual.

¿Qué aspectos son especialmente significativos cuando hablamos de eficiencia energética y qué debemos considerar si queremos plantearnos la eficiencia energética como una parte de nuestra gestión? Vamos a ver cada uno de los 7+1 pasos anteriores y sus especificidades cuando hablamos de energía:

1.- Obtener Información de los Consumos Energéticos.-

Dos son las posibles fuentes de información:

  • Las facturas de los suministradores.- Ofrecen bastante información y cada vez más. Es una herramienta fundamental para gestionar, dado que nos ofrece una fuente sistemática de información susceptible de indiciar y tipificar. Cuando estamos hablando de grandes organizaciones con multitud de puntos de consumo constituyen la puerta de entrada a cualquier sistema de gestión y optimización
  • Lecturas específicas de elementos individuales, realizadas a través de contadores y aparatos de medida. Fundamental para controlar el comportamiento de maquinaria e instalaciones, aislar consumos y determinar planes de sustitución

2.- Organizar la información de consumos energéticos para que sea manejable.-

Cuando hablamos de altos volúmenes de información (obviamente, si tenemos cuatro datos, el problema no existe), no basta con poder capturarla; es necesario estructurar,  y organizar esa información para que podamos hacer algo con ella.

Estructurar los consumos energéticos en función de sus características, de las características de la instalación que los produce, del uso que se hace de dichas instalaciones, etc…., resulta fundamental para poder pasar al siguiente nivel.

Disponer de sistemas que nos permitan visualizar evoluciones temporales, que nos provean de alarmas, que faciliten ratios de eficiencia…, resulta básico en el mundo energético.

3.- Análisis de la Información de los consumos energéticos.-

Una vez que tenemos la información estructurada para que sea significativa, debemos entrar en el análisis. Existen dos tipos de análisis:

  • Análisis de la instalación.- Se centra en la propia instalación, edificio, etc…, que estemos analizando: tendencias, estacionalidad, ratios de eficiencia, de coste, etc…
  • Análisis comparativo.- Se basa en la comparación del comportamiento de una instalación con sus equivalentes: benchmarking interno (con instalaciones equivalentes) o externo (mejores prácticas sectoriales)

4.- Adoptar Medidas de Eficiencia Energética.-

Esta es la parte que a todos nos gusta: una vez analizado el problema, estudiamos las soluciones, decidimos una línea de actuación, y la llevamos a cabo…., y como cada vez hay más alternativas y la tecnología evoluciona, las posibilidades de mejorar nuestros niveles de eficiencia son mayores.

La disponibilidad de los datos de consumo (puntuales e históricos), la capacidad de proyectar los ahorros en el tiempo y comparar con las inversiones a realizar nos permitirá establecer el retorno esperado de la inversión, priorizar las actuaciones y organizar nuestro plan de acciones en función de dichos parámetros.

5.- Medir el Resultado de las Acciones de Eficiencia Energética.-

No basta con lanzarnos a modificar instalaciones, sustituir los sistemas de iluminación, renovar las instalaciones, etc…: debemos verificar que nuestro plan de acciones se cumple según lo programado y, sobre todo, que tiene los resultados previstos.

No basta, por consiguiente, con medir antes; es fundamental continuar con la captura de información una vez lanzado nuestro plan de actuación para ver los resultados que está produciendo.

6.- Analizar la información de consumos energéticos resultante

El análisis de la información de consumos, la comparación de las series históricas y los cambios a partir de las acciones adoptadas nos permitirá establecer si las medidas están teniendo los efectos previstos, desde el primer momento.

Pero más allá de esto, deberemos mantener el análisis comparativo de nuestras instalaciones (las que hemos renovado y las que no), para evitar falsas conclusiones, derivadas de elementos exógenos. Ello nos permitirá ir verificando la validez de las conclusiones que obtuvimos y de las decisiones adoptadas

7.- Tomar nuevas medidas de eficiencia energética.-

Tal y como decíamos al principio, esto no es un proceso puntual, sino que debe integrarse en nuestro modelo de gestión y por tanto, debe ser algo establecido dentro de la sistemática de la organización: una vez conseguida una mejora de la eficiencia, la situación resultante pasa a convertirse en el punto de partida para buscar nuevas mejoras de rendimientos y nuevas disminuciones de costes.

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